Leer tiene mucho que ver con soñar...Y nunca somos más libres que cuando soñamos.

Leer nos abre las puertas de la libertad de par en par. Entonces, nos preguntamos, ¿puede haber una muestra más grande de generosidad que compartir la lectura?

Ese es nuestro norte: Compartir ese camino a la libertad que nos facilitan los libros. Libertad para acceder a nuevos mundos, a nuevas ideas, a nuevas formas de ser. Libertad para ser mejores y para vislumbrar mundos más humanos, más positivos.

Gracias a la palabra escrita viajamos sin gastar un peso; conocemos a personas de distintas religiones, razas, culturas, opciones de vida; vemos cómo otros seres humanos resuelven sus problemas, toman decisiones, se enfrentan a disyuntivas. Y aprendemos, nos informamos, comenzamos a abrir lentamente nuestra mente para COMPRENDER mejor a nuestro mundo y a nuestros semejantes.

Esa es la oportunidad que nos entrega un libro. Esa es la oportunidad que queremos compartir. Porque todos nos merecemos eso y más. Todos nos merecemos la posibilidad de vislumbrar la belleza, la calidad, la nobleza de una obra preciosa como es un buen libro, al igual que una buena pintura, una buena pieza musical, una buena película.

Como seres humanos libres exigimos nuestro derecho a la cultura, como un derecho básico. Exigimos nuestro derecho a la lectura, como un artículo de primera necesidad, que debería estar consagrado en la Constitución de la República y que debería estar en el almacén junto a las lechugas y a las papas, junto al pan y a la leche, junto a los porotos y a las lentejas.

Por ello, si hay un libro que ya leímos y está durmiendo el sueño del olvido, démosle alas, echémoslo a volar para que se encuentre con ese hombre, mujer, niño, joven o anciano que está ansioso de leerlo y disfrutarlo. Atrevámonos a ser generosos y abramos, de par en par, las puertas de la libertad.

¡LIBERA UN LIBRO, ABRE UNA MENTE Y UN CORAZON!