Todos tenemos la capacidad de pensar y podemos ejercitarla, más allá de las influencias y de las modas, dice la filósofa, pero la posibilidad de tener nuestra propia idea de las cosas conlleva trabajo y riesgos que muchas veces no queremos asumir. Cordua también se refirió a la injusticia, inequidad y crueldad de nuestro sistema productivo, y las pocas posibilidades que deja a los más agobiados para tener momentos de felicidad.