Poemas de Beatriz Ortiz Z., Maizú |
Domingo, 23 de Diciembre de 2007 22:45 |
MARIA BEATRIZ ORTIZ ZÚÑIGA (MAIZÚ) nació en Santiago de Chile. Profesora de Educación General Básica con mención en Castellano; actualmente jubilada. Dedicó 40 años de su existencia a la enseñanza de niños nacidos " en cuna de mimbre". En la madurez de su vida recién irrumpe en la literatura poética. Participa en Taller Isla Negra patrocinado por la Sociedad de Escritores de Chile, desde abril del año 2006. Su afán de comunicar con palabras simples es como un diario de vida, testimonio de realidades un tanto olvidadas en nuestra sociedad . CLAVEL DEL AIRETu extraño mundo sube peldaños del aire alado y crece al compás del viento . Suspendido en el vacío de raíces invisibles , desatas verdicenicienta túnica , con suaves pestañas emergentes que se enlazan al cuerpo de esfera. Globo mágico desarraigado , sin principio ni fin , en curvatura hacia el cielo tu ondulante vuelo construye infinito . Amigo de la intemperie , del nocturno rocío y corrientes aéreas ; eres nido temporal de parvada arañil de la uva ; nada pides , todo llega naturalmente. Superas inclinaciones terrenas despojándote de tus velos . En los umbrales de primeros soles , renuentes a la luz , cual nacientes criaturas , entreabres soñolientos párpados de campaniles jirones fucsias y azules .
VALLE DE ELQUIDetiene su continuo girar el Dios de las alturas al final de sureño continente , y con su mano creadora deja suspendida la hermosa textura del Valle . Divinidad del suelo , tu puerta es raíz de cielo y tierra ; espíritu inmortal , actúas sin esfuerzo. A tus espaldas un monte vigilante lucha por imponerse como único paisaje. Hembra misteriosa , madre cósmica , buscas siempre la sencillez , sin aspavientos te asientas en el bajo junto a los tranquilos pasos del arroyuelo fresco . Ñuque , fuente de vida serena , sobre tus brazos abiertos amanecen lentamente viñedos olivos y pomar : tenues luces primero dan lugar a invasión de rojos, verdiazules , negros y azafranes que amenizan fiesta en la hondonada .
MURALLASAtravieso murallas mágicas. Del otro lado me entibio al calor del cristal negro donde el sol anida sonrisas. Los tulipanes caen ahora adentro de espejos hermanos. El brillo del amanecer enceguece mis ojos... cruenta daga incandescente que aparece grotesca, matando toda la dicha, oprimiendo el recuerdo, desintegrando mi vuelo. Desvarío en mi propia tempestad. Rompo atados de prejuicios, lanzo a los confines tormentos y pesares. Cabalgo sin destino a la siga de embrujos placenteros.
M A L V AMe detengo en esquina amiga a contemplar milagrosa aparición : entre la vía y encintado de acera sobresale una diminuta flor de malva . Corola misteriosa , pálida lucecilla del plomizo paisaje ; tu nacimiento no fue en campos incultos o polvorosos caminos ; urbanas briznas de tierra hicieron cuajar tu simiente en duro cemento . Brevísima hija única de efímero destino , te siento junto a mi corazón . ¿Alguien más apreciará tu belleza? Alimentada por el nocturno sereno , tu espíritu quiere latir al ritmo de ceniciento aire y remisos rayos solares ; el ceñido cuerpo cortado en el abismo de asfalto , oculta tu esbelto talle , sólo aflora dócil la apacible faz escondida de sol y lejana del viento que aún sonríe su angélica inocencia . Tienes cuidado de velocidad rugiente de móviles rodantes , homicidas de atmósfera , escuchas bulla incesante de ruedas y sus lacerantes miradas te sepultan . Atrapada en fuga , se desmorona tu luz en busca del punto perdido . Cuándo seas toda sueño de argamasa ¿En qué rincón asomarás otra vez?
CAEN MIS HUESOS
deja sin aire mis huesos que se oxidan lentamente como el aroma del mar. Una flecha del tiempo derrite la piel barroca, succiona los puntales de sol y arroyos níveos, apunta hacia la hilera de caseríos en ruinas, da en el blanco, derrumbándolos poco a poco; el peligroso plano inclinado de su arquitectura, resbala en un reflejo hacia el suelo, buscando ese gran espacio donde caer muertos.
AÑORANZA
Hago sendas sobre la infinita y mullida alfombra de amarillo dominio ; menudos pasos dejan reguero de quebradas caritas de yuyos : ya no asomarán alegres a mirar desde la tierra . A lo lejos se insinúan contornos de casa familiar ; ahí vivo en medio de ladrillos de esperanzas , rigores y sudor de progenie . Las manos hacendosas de mi madre multiplican tejidos de quehaceres : junto a vientos temblorosos talla y talla ropa , atiza cijo de lumbre mañanera donde ardiente pavesa arropa a friolenta tortilla cuyo apetitoso olor galopa raudo a boquitas hecha agua de pequeños comensales . Un claro sol y dorados viñedos , magia del cosmos , son el marco de campiña acogedora para niños hermanos que entrelazan hebras de sus almas . Nectarines y damascos les sostienen en sus frágiles copas ; con argucia apacientan enmarañadas zarzas de guardianas espinas y alcanzan preciadas moras recién pintadas. Entrado el crepúsculo , muchachos invisibles juegan a los goles . Sólo diviso columna ciega de polvo y al fondo del solar la espigada negrura del bosquecillo gestor de primeros amores .
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