Virginia Vidal |
Domingo, 23 de Diciembre de 2007 21:46 |
Acaba de publicar Hormiga pinta caballos. Delia
del Carril y su mundo, el fruto de sus conversiones con Delia del
Carril y con quienes la conocieron, una forma de entregar su
testimonio, dice, sobre "una mujer que hizo de su propia vida una obra
de arte".
Su columna No sólo de pan, publicada por años en el diario El Siglo, era seguida no sólo por los devotos lectores comunistas del emblemático matutino, sino por lectores de todas las tendencias y parroquias. Antes de ser la autora de la famosa columna ya había recorrido el mundo y acumulado sueños y experiencia. Enseñar castellano y publicar libros de lenguas para chinos y yugoslavos (fue distinguida por el propio Chu-En-Lai) había sido parte de su propio aprendizaje y de su aventura cultural -en plena década de los '60- que la llevaría no sólo a lugares remotos, sino a circunstancias únicas y especiales. Pocos saben que Virginia Vidal fue la única periodista latinoamericana que asistió a la entrega del Nobel al poeta Pablo Neruda. Y que luego del "golpe" acompañaría a Matilde Urrutia -desde 1974 a 1976- en el traslado de la biblioteca del poeta a la ya restaurada Chascona, recuperada en parte del saqueo y la indignidad. No son muchos tampoco los que saben que al salir exiliada de Chile, en 1976, fue reportera y locutora del mítico "Escucha Chile", noticiero moscovita que informaba al mundo de la realidad de un país sometido bajo las botas militares. De Moscú la aguerrida Virginia se traslada a Venezuela, donde seguirá trabajando de corresponsal para el famoso programa radial y se dedicará a escribir en diferentes medios de comunicación de ese país. Vuelve a Chile en 1986 y su pluma comienza a combinar la crónica periodística con el ensayo, el cuento y la novela, con una fuerte tendencia a la crónica y a los caminos de la nueva novela histórica.. Es autora, entre otras obras, de Rumbo a Itaca, Ed. Pomaire, Venezuela, 1987 ; Cadáveres del incendio hermoso Ed. Andrés Bello, Santiago, 1990 (Con esta novela obtuvo el Premio María Luisa Bombal); Balmaceda. Varón de una sola agua, Ed. Los Andes, Santiago, 1991; Testimonios de Francisco Coloane, Ed. Universitaria, Santiago, 1991; América de a caballo, Ed. La Noria, Santiago, 1992; Agua Viva. Gabriela Mistral y la juventud. Ed. Texido, Santiago, 1994; Javiera Carrera, Madre de la Patria, Ed. Sudamericana, Santiago, 2000; Oro, veneno y puñal, Ediciones Brosquil, Valencia, España, 2002. También es coautora de Los Rostros de Neruda, 1998 y de Morir Es La Noticia, 1997. En el año 2005 encabezó la edición de Crímenes de mujeres, antología de cuentistas chilenas publicada por editorial Catalonia. UNA HORMIGA CREADORASus viajes, conferencias, libros y entrevistas seguramente dan para un libro sobre sí misma que llenaría muchas páginas impresas. Mientras esperamos ese testimonio de una testigo privilegiada del siglo XX y estos prolegómenos del XXI, Virginia ha entregado a los lectores su última publicación: Hormiga pinta caballos. Delia del Carril y su mundo (Ril Editores, 2006). Para este libro Virginia se basó en sus conversaciones con la Hormiguita y en entrevistas a pintores y escritores que la conocieron. Cuando le preguntamos si no está todo dicho sobre la segunda esposa de Pablo Neruda, nos contesta algo molesta : "No entiendo qué significa ‘decirlo todo'. Llevo años investigando sobre la obra artística de Delia del Carril y no he encontrado mucho sobre ella, pese a su rico aporte a nuestras artes plásticas. Ella fue una artista con intensa vida propia y vasta creación." Virginia defiende a brazo partido el lugar de la Hormiga en el mundo del arte, independientemente de su relación con Neruda y no cree que éste la haya eclipsado como creadora. "En todas las etapas de su vida cumplió una intensa labor social y cultural. Cuando ya vivía sola, se dedicó por completo al grabado y al dibujo al carbón", explica. Para ella la Hormiga fue "una mujer que hizo de su propia vida una obra de arte." UN LIBRO PARA CADA MOMENTOLa escritora Virginia Vidal es una lectora voraz y nos confiesa que si le piden una lista de favoritos tendría que mencionarlos de acuerdo a cada etapa de su vida. "He leído mucho y cada libro me ha entregado algo", nos señala. Y menciona algunos que la han "remecido": El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, las obras de Dostoievsky, La Madre, de Gorki, En busca del tiempo perdido, El hombre sin cualidades, la poesía de César Vallejo, de Lihn, de Armando Uribe; los relatos de Lenka Moretic, de Ladislav Mñacko, de Luisa Valenzuela... Dice que el gusto por la palabra impresa comenzó con el OJO, del Silabario Matte, y El Peneca. Y si le preguntan por qué y para qué leer, lo tiene más que claro: - "Para soñar, para fantasear, para discurrir".
http://www.virginia-vidal.com/
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