Antonio Gil |
Domingo, 23 de Diciembre de 2007 21:39 |
"Mi primera relación con la lectura fue oral", dice el escritor Antonio
Gil. Sus viejas nanas fueron las encargadas de abrirle las puertas de
la fantasía cada noche, junto con desplegar las páginas de Titanes de la Literatura Infantil.
Hoy sigue conservando el texto, "medio quemado y descuadernado como un buque que ha pasado varios huracanes", pero a pesar de todo con su contenido indemne, el mismo que cobraba vida en las voces de esas mujeres curtidas por el trabajo y la vida. Más tarde vendría "la avalancha de libros amarillos.de la colección Robin Hood. Todo Salgari, todo Verne, hasta Louisa M. Alcott creo haber leído con un estoicismo que conservo y cultivo". - ¿Qué libros han estremecido o impactado a este estoico escritor?- Me han estremecido hasta lo más hondo del corazón: El poder y la Gloria de Graham Green; Maladrón de Asturias, Poeta en Nueva York, de García Lorca; Bajo el Volcán, de Lowry; Hijo de Ladrón, de Manuel Rojas; la poesía de Teillier en los otoños, El amante, de la Duras; Las memorias de Adriano, de la Yourcenar. Y más recientemente, Seda de Baricco y todas las novelas de Cormac Mc Carty. - ¿Qué libros recomendaría para leer y releer?- No recomiendo la relectura de libro alguno. Es un ejercicio que encierra grandes peligros de muerte.
Así de tajante es este escritor de joyería , indagador del lenguaje y su época, hacedor de libros que nos interpelan desde el habla de aquellos que se fueron, pero que adivinamos en cada palabra y en cada expresión que quedó detenida en el tiempo y que se perdió con esos seres de otro tiempo. .
La historia tras la palabraAntonio Gil ha buceado poéticamente en las vidas de personajes consagrados por la historia, como Diego de Almagro, el Mulato Gil y Alonso de Ercilla. Hijo de mí, Cosa mentale y Mezquina Memoria son algunas de las obras que nos impactan con el uso del idioma de época como una verdadera escultura de la forma y el pensamientos humanos, al arrancar a las palabras su trasfondo de carne y de vida, en un bello rememorar de sonidos y vivencias. ¿Qué tiene la palabra arcaica, pasada, que seduce tanto a este escritor? Imbuido profundamente en el lenguaje de la época que le toca novelar, Gil dice que ve en estas novelas -para algunos novelas históricas, para otros reinvenciones del lenguaje de una época- esencialmente un desafío lingüístico, que tiene que ver con construir un mundo desconocido a partir de una figura que no es necesariamente central, ya que lo importante es la aventura del lenguaje, más que el personaje en sí mismo. Este último, dice, se le presenta a través del sueño, de una obsesión o de una observación determinada. Antonio Gil piensa que cada una de estas "aventuras del lenguaje" le deja la sensación de estar construyendo un mundo y una realidad que nos ayuda a conocernos mejor. Este autor nos habló, también, de su particular afición por novelas históricas de autores como Miguel Angel Asturias -Maladrón-, Alejo Carpentier y Alberto Blest Gana, además de autores que están en la música y la pintura. Recomienda la novela histórica como una forma de acercamiento al lenguaje y como una manera de reinstalarnos en el pasado. La historia novelada, señala, nos permite y nos da la oportunidad de sumergirnos en un tiempo que no conocemos y que es nuestro.
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